La constancia del agua
La Garúa Libros. Barcelona, 2007

La constancia del agua
Hay una brillantez deslumbrante en lo que el poeta quiere decir y dice, a veces de manera exultante, pero que evita la arriesgada expresividad, en tanto sabe especular, mirar, ver, sin engañarse.
Por otra parte, la experiencia amorosa asumirá el dolorido sentir de la condición humana. Intenso juego de espejos que plasmará no sólo las imágenes que el espejo puede perpetuar, sino a la vez lo imprescindible de una imaginería e imaginación muy peculiares de Jorge de Arco.
Enrique Badosa
ALFAGUARA DEL ALMA
En su abisal conciencia
no deja el agua más
huella que la que borra
su quimérico tacto,
su ardiente certidumbre.
Anónima pureza
es su codicia,
materia salvadora
para el azar del hombre,
pronta misericordia que jamás ha ignorado
la exangüe mansedumbre
que mana de su fe.
Fluyera
por siempre
como
alfaguara del alma,
-celeste borbotón-,
y fuera la vida
caudal sagrado de sus dones.
…
TRAS LA TORMENTA
Tras la tormenta, vuelvo a la tibia boca
que ayer me sostuviera.
Tanta lluvia ha empapado el corazón
y ahora, contra el verde
otoño de tus ojos,
no encuentro la manera de salir
ileso de otros labios.
Si nada que concluye
puede hacerse belleza,
si nada que no sepa a verdadero
impide parpadear frente al olvido, cómo
decirnos en esta hora
de albores y diciembre,
que sería mejor
la desmemoria que el escalofrío.
…
EDAD
Esta tela amarilla
que va cubriendo
la sola desmesura de la edad,
es tan sólo un letargo de quietud,
la nublazón primera que presagia
la amura del ciprés.
Como el labio solícito que se va derramando
fruto de un vendaval,
me dispongo a la sed de la ceniza,
ahora que las voraces cicatrices
no pretenden mis sombras ni mis playas.
No quedan melodías
para el frío talud de un epitafio,
ni tan siquiera
el ávido esplendor de la antigua ebriedad.
La memoria es un mar
de fuego que se extingue
en las turbias aristas del ayer.
Amarilla es mi muerte. Y su luz, amarilla.