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La lluvia está diciendo para siempre

Ed. Ayuntamiento de Talavera de la Reina, 2016

"Es esta una escritura que sucede después de contemplar. Que no quiere adivinar, sino que tiene su fuerza en el modo de constatar una duda, una certeza, una lumbre en el ánimo. 

El poeta observa, define y dice su verdad. El poeta va descorriendo la noche por todos los límites de la emoción. Y también por todos nosotros. 

En este conjunto de poemas, Jorge de Arco alcanza la plenitud de su voz, la madurez concentrada de quien tiene en la poesía una de sus razones: aquella que hace de esta 'residencia en la tierra' una expedición desde la que cifrar mejor la intimidad del hombre. Su sentido, su fuerza, su claridad, su confusión y su derrota. Hazañas y naufragios, dice el autor en uno de sus versos. 

Así podríamos cifrar la existencia. Y así también debemos asumir la aventura en la palabra de este poeta. Qué otra cosa es, si no, esta búsqueda sin destino de nuestra salvación en las palabras.  

 ANTONIO LUCAS


    




UMBRAL

La voz limpia del campo 
resuena en el umbral de la garganta. 
Es la hora del trigo y los arcángeles. 
Es la hora del alma y del relámpago. 
Resuena mi reloj 
y en el espejo súbito 
del alba 
comienzan a vibrar 
las siete campanadas del invierno. 

-Heredero del aire, 

del beso y del ahogo 
que dicta la soberbia del amor, 
hago inventario 
del frío y de los soles del ayer-. 

Detrás de los maizales, 

la lluvia está diciendo para siempre. 
Ahora, escucho de nuevo, 
la fe de su canción, 
los ecos que golpean 
al son de la memoria. 


                      …


ENVÉS DE MUJER

     “El dolor no tiene tamaño”. Tantas veces te repetí desde mis manos aquella sencilla gramática amatoria, que en mi afán olvidé la forma del perdón, el hueco exacto del pecado.


   Sigo retrocediendo hasta encontrarte, hasta el frío que guarda el color candeal de nuestra tregua. Giro al hilo sin fin de mi piedad, me impregno de ese cielo y su abundancia y multiplico el maternal desvelo que ayer, en nuestras sábanas, fui construyendo, insomne.


     No olvides nunca el escondite aquel donde sigue sonando la muela del molino. Aún de sus esquinas brotan soles y abrazos. Las mismas que -testigo y temblor- fueron un día rayuela y viento de nuestro destino.